Microchip para perros: no sólo una práctica obligatoria por ley, sino sobre todo un gesto de amor y respeto hacia su mejor amigo
A pesar de que es una práctica legalmente obligatoria y no invasiva, todavía hay muchos humanos que, por pereza o porque no lo consideran necesario, deciden no ponerle el microchip a su perro sin darse cuenta de que es un verdadero gesto de amor y respeto hacia su perro.
La implantación de un microchip, con la consiguiente inscripción en el registro canino, es de hecho la forma de oficializar la existencia de su perro, así como uno de los métodos más seguros para ayudarle a llegar a casa en caso de robo o pérdida.
El microchip
es un pequeño dispositivo electrónico
de apenas 11 milímetros de largo y 2 milímetros de ancho, inofensivo para el animal, que se aplica por vía subcutánea, en la porción de piel del cuello situada detrás de la oreja izquierda, mediante una inyección.
No duele durante su aplicación, salvo el “pinchazo” de la inyección, pero cómo culpar a nuestro amigo de cuatro patas, a nadie le gustan los pinchazos.
El microchip: ventajas y seguridad para el perro
La aplicación del microchip y
inscripción en el Registro Canino
que le sigue, no sólo pone al propietario del animal en conformidad con la ley, sino que es una fuente de ventajas, protección y seguridad para el perro y su compañero humano.
La colocación del microchip formaliza la existencia del perro, que es reconocido como miembro de pleno derecho de la familia.
La cartilla personal del perro contiene los datos del cuadrúpedo, los datos personales del propietario y el código alfanumérico correspondiente al chip.
Estos datos, transmitidos por las oficinas de registro territoriales individuales, se introducen en el Registro Canino Nacional.
El microchip rastrea al perro hasta su dueño
El código de identificación del microchip rastrea al perro hasta su dueño, y si éste no demuestra que ha perdido al animal involuntariamente (tendrá que presentar la denuncia de pérdida), puede arrepentirse amargamente de su acto.
Recordemos que
el abandono es un delito penal.
Quien encuentre al perro, simplemente llevándolo a un veterinario o a la policía de tráfico, podrá averiguar el número de microchip del perro y, a través del sitio de registro canino, recuperar los datos del propietario y devolver al fugitivo a casa.
La utilidad del microchip en caso de robo del perro
El microchip es un buen elemento disuasorio contra los malhechores que pretenden robar un cachorro, sobre todo de pura raza, para revenderlo.
De hecho, un perro con microchip sólo puede transferirse con el “documento de transferencia” entre el antiguo y el nuevo propietario.
Por lo tanto, cuando se adquiere un cachorro, conviene comprobar si ya tiene microchip.
Antes del microchip estaba el tatuaje
Antes de la introducción del microchip en 2005, la identificación se hacía mediante tatuaje.
Antes se colocaba detrás de la oreja o en la cara interna del muslo derecho, lo que causaba un dolor considerable al perro, que a menudo tenía que ser sedado; con el microchip, en cambio, basta con un pinchazo y ya está.
El microchip no es un GPS
El microchip no es un dispositivo vía satélite que permite saber dónde está el perro en todo momento, sino un transpondedor de vidrio biocompatible, para no causar ningún tipo de rechazo o molestia.
No emite ondas que puedan ser perjudiciales para su amigo de cuatro patas; para leer el microchip, se necesita un lector especial que se suministra a la policía de tráfico, los veterinarios, las autoridades sanitarias veterinarias y los perreros.
Para la inserción del microchip, puede ponerse en contacto con su veterinario local o con las autoridades veterinarias locales competentes.
Poner un microchip a su perro: cuándo y dónde
Los propietarios están obligados a registrar al perro con un microchip en el registro canino regional de la ASL (autoridad sanitaria local) competente antes de los 60 días de vida del perro o en los 30 días siguientes a su posesión no temporal.
Si el perro ya está identificado con el tatuaje y éste sigue siendo legible, no es necesario implantar un nuevo microchip; por el contrario, si el tatuaje ya no es legible, debe realizarse un nuevo registro con inserción de microchip.
El propietario humano del perro debe ser mayor de 18 años, incensado y residente en la región donde se realiza el registro.
Un perro con microchip no puede volver a registrarse a menos que el microchip implantado sea ilegible.
Si el perro va a ser entregado, basta con que el antiguo y el nuevo propietario acudan juntos al Registro Canino para firmar el documento de entrega por el que la nueva familia se convierte en propietaria de pleno derecho del animal.
Y ahora que ya sabes lo útil que es el microchip para tu fiel amigo y para ti, no pierdas más tiempo y date prisa en reservar un microchip si aún no lo has hecho.
Para comprobar la presencia del microchip y obtener toda la información pertinente, póngase en contacto con los médicos veterinarios de nuestra plantilla, que están siempre a su disposición.