Qué es la mielopatía degenerativa canina (DM) y cómo mejorar la calidad de vida del cuadrúpedo que la padece
La mielopatía degenerativa canina es una enfermedad neurológica que afecta a la médula espinal de los perros y provoca un déficit motor progresivo en las patas traseras.
déficit motor en las patas traseras
.
Se describió por primera vez en 1973 en el pastor alemán.
Aunque se ha observado con especial frecuencia en esta raza, la mielopatía degenerativa también afecta a otras razas caninas, especialmente a los perros grandes.
En concreto, la enfermedad es común en corgis galés de Pembroke, bóxers, ridgebacks rodesianos y Chesapeake Bay Retrievers.
Síntomas de la mielopatía degenerativa canina
Suele aparecer entre los 5 y los 10 años de edad y tiene un curso progresivo y crónico.
El síntoma más evidente es una falta inicial de coordinación de las extremidades posteriores (ataxia) que empeora hasta el punto de arrastrar las extremidades y, por desgracia, desemboca en la incapacidad para caminar (parálisis).
En las fases finales de la enfermedad, puede aparecer incontinencia fecal y urinaria.
Hipótesis de causalidad
Subyace a la enfermedad una degeneración de la sustancia blanca de la médula espinal.
A través de la sustancia blanca de la médula espinal se produce la transmisión de los impulsos sensoriales de las extremidades al cerebro y, en consecuencia, la transmisión del cerebro a las extremidades de los impulsos motores.
En los individuos con mielopatía degenerativa, las lesiones de la sustancia blanca son evidentes en toda la médula espinal, pero tienen una mayor incidencia en el tracto toracolumbar.
Estas lesiones son similares a las observadas en secciones de médula espinal de pacientes humanos de ELA (esclerosis lateral amiotrófica) con mutaciones en el gen SOD1 (Superóxido Dismutasa 1 ).
Así pues, las similitudes clínicas entre la DM y la ELA hacen pensar que la predisposición genética hereditaria es la causa principal de la aparición de la enfermedad.
Otras hipótesis aceptadas son las deficiencias nutricionales y los mecanismos degenerativos inmunomediados.
Pruebas de ADN y diagnóstico precoz
Al ser una enfermedad hereditaria, la mielopatía degenerativa canina puede detectarse precozmente en sujetos jóvenes con una prueba de ADN para detectar la presencia del gen SOD1 en su forma mutada.
En ausencia de este hallazgo, el diagnóstico se realiza sobre la base del examen neurológico y tras excluir otras patologías ortopédicas o degenerativas que afecten a la columna vertebral.
El examen instrumental de elección es la IRM.
Cómo tratar a un perro con mielopatía degenerativa
El pronóstico está estrechamente relacionado con la gravedad de los déficits neurológicos encontrados y el grado y la naturaleza de la compresión de la médula espinal.
Desgraciadamente, no es posible detener el curso de la enfermedad, pero sí apoyar al perro con tratamiento terapéutico en las primeras fases de la enfermedad para retrasar su desarrollo.
La fisioterapia y la rehabilitación también ayudan a ralentizar el proceso degenerativo.
Estas prácticas limitan la aparición de la atrofia (pérdida muscular) y preservan la función de los miembros anteriores, estimulando la coordinación y el equilibrio del perro.
De este modo, se puede mejorar la calidad de vida del animal.
Si sospecha que su perro padece una mielopatía degenerativa o es de una raza de riesgo, póngase en contacto con los especialistas veterinarios de nuestra plantilla para que le hagan un chequeo.
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