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Hepatopatías felinas: son todas aquellas enfermedades que afectan al hígado en nuestros gatos pero también en los perros.
Las enfermedades hepáticas en perros y gatos suelen conllevar síntomas especialmente distinguibles: adelgazamiento, falta de apetito y letargo son los más comunes.
Sin embargo, los signos clínicos suelen aparecer cuando la enfermedad se encuentra en una fase avanzada y para entonces la función hepática está muy deteriorada.
El hígado es una glándula con muchas funciones.
Desempeña un papel central en las funciones metabólicas de perros y gatos, en particular en la síntesis, acumulación y absorción de:
- Proteína
- Glucosa
- Lípidos
- Vitaminas A, D, C, E, K
- Ácidos biliares
Además, el hígado tiene la función de producir colesterol, una grasa muy importante para el organismo cuando está presente en las cantidades adecuadas.
Y lo que es más importante, tiene la función de eliminar sustancias tóxicas como el amoníaco y la urea o las ingeridas del exterior, como los medicamentos.
Pero, ¿cuáles son las causas de las enfermedades hepáticas?
Las enfermedades hepáticas pueden ser hereditarias, causadas por una infección o por la ingestión de toxinas.
Un perro o gato con problemas hepáticos probablemente tendrá que vivir con esta enfermedad toda su vida.
Por lo tanto, está claro que reconocer la enfermedad hepática lo antes posible ayuda a mejorar la calidad y la duración de la vida del perro o gato.
¿Cuáles son las enfermedades hepáticas felinas más comunes?
He aquí los más comunes:
- Hepatopatía tóxica aguda: cuando el hígado resulta dañado por toxinas ambientales y fármacos.
- Lipidosis hepática: cuando el organismo del gato no metaboliza las grasas y éstas se acumulan en el hígado.
- Colangitis: cuando se produce un proceso inflamatorio que afecta a los conductos biliares y al páncreas.
- Neoplasia: cuando las células que componen el hígado se dañan, se replican sin control y empiezan a sustituir a las sanas.
Y estos son los síntomas más comunes de la enfermedad hepática felina
- coloración amarillenta de la piel (ictericia)
- acumulación de líquido en el abdomen (ascitis)
- náuseas y vómitos
- pérdida de apetito y de peso
- fatiga excesiva
- orina oscura
- heces pálidas o grisáceas
Cuando se diagnostica, la enfermedad hepática debe tratarse rápidamente con protocolos farmacológicos que varían en función de la causa del trastorno.
Los tratamientos incluyen, además de la medicación, también y sobre todo una dieta adecuada, que puede considerarse una terapia a todos los efectos.
La importancia de la terapia alimentaria en las enfermedades hepáticas
La terapia dietética desempeña un papel clave en el tratamiento de los trastornos hepáticos porque:
- aporta la cantidad adecuada de energía y nutrientes para satisfacer las necesidades básicas del gato
- evita la desnutrición
- previene la acumulación de radicales libres y cobre
- ayuda a la regeneración de las células hepáticas
- reduce el riesgo de complicaciones metabólicas
La comida debe ser siempre de alta calidad para que sea fácilmente digerible.
La calidad de los alimentos y los nutrientes que deben aportar en caso de enfermedad hepática
Las proteínas de origen animal reducen el trabajo del hígado y la acumulación de toxinas.
Los de origen vegetal, en cambio, ayudan a reducir la producción y absorción de amoníaco por su alto contenido en fibra.
Gatos con problemas hepáticos suelen tener poco apetito por lo que la comida debe proporcionar energía y la grasas contienen gran cantidad, pero deben dosificarse con moderación.
Existen en el mercado dietas secas y húmedas específicas para enfermedades hepáticas.
Son alimentos completos y equilibrados, palatables y digeribles con los que pueden asociarse Suplementos nutricionales terapéuticos formulados para el apoyo funcional del hígado y que suelen contener aceite de pescado, cardo mariano, diente de león, cúrcuma y fosfatidilcolina.
Un gran problema de las enfermedades hepáticas es que uno se da cuenta de los síntomas cuando el gato está en una fase crítica
En ese caso, por desgracia, las posibilidades de recuperación disminuyen considerablemente.
Por lo tanto, si sospecha que su gato padece una hepatopatía, acuda inmediatamente a su veterinario para que le haga un chequeo.
En este sentido, le recordamos que para cualquier duda o inquietud, para revisiones y demás, los médicos del personal de la Clínica La Veterinaria están siempre a su disposición.
La Clínica Veterinaria está abierta las 24 horas del día, incluidos los días festivos, y dispone de un servicio de urgencias de 20.00 a 8.00 horas.
Por la alegría de verlos FELICES.