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El gran dilema: ¿paseo del perro con correa y collar o con arnés H?
Antes era incluso difícil encontrarlo en las tiendas, pero hoy el arnés para perros es uno de los accesorios más utilizados y su uso se contrapone al del collar, suscitando acalorados debates entre los amantes de los perros sobre los pros y los contras de uno y otro.
Más allá de las guerras ideológicas entre propietarios de perros, adiestradores, educadores e instructores, tratemos de evaluar la funcionalidad del arnés y el collar en relación con los beneficios e inconvenientes que su uso puede ocasionar.
¿Qué sabemos del cuello del perro?
El cuello del perro es una zona rica en terminaciones nerviosas y glándulas.
Desde un punto de vista fisiológico, un collarín en el que se concentra una presión de cierta intensidad somete inevitablemente a tensión a órganos muy delicados como la laringe, la glándula tiroides y la tráquea.
Y todos los perros, unos más, otros menos, tiran de la correa.
El problema no sólo afecta a los llamados
perros
«
grandes tiradores
«.
Incluso un perro que generalmente camina con correa sin tirar, tarde o temprano se encontrará con un estímulo interesante, como un olor u otro perro, y ejercerá un tirón repentino que afectará directamente a tejidos blandos como la garganta y la tráquea o la espalda.
Estudios sobre los efectos negativos del collar en el cuello del perro
Científicos de la Universidad de Trent y la Universidad de Nottingham utilizaron un modelo para simular el cuello del perro y midieron la fuerza aplicada al tirar de la correa.
Se hizo un modelo del cuello de un perro en el que se colocaron collares de distinto material, altura y grosor.
A continuación, se aplicaron tres fuerzas diferentes para simular un perro que apenas tira, un perro que tira con fuerza y un tirón brusco de la correa.
Un sensor de presión midió las fuerzas aplicadas en el centro y los lados del collarín
Pues bien, la presión detectada por los sensores arrojaba valores superiores a los capaces de causar daños en el tejido del cuello hallados en investigaciones realizadas en seres humanos.
En cambio, un estudio sueco demostró que el 63% de los perros observados tenían problemas de espalda.
De ellos, el 91% habían sido sujetados o tironeados con el uso del collar.
Otro estudio noruego demostró que de 350 perros, el 75% tenía problemas de cuello sin que sus dueños se dieran cuenta.
En resumen, el ahogo o el apretamiento continuos (incluso involuntarios) provocan problemas en las vértebras del cuello, así como en la columna vertebral, la tráquea y la tiroides.
También aumentan la presión ocular (con grandes riesgos para los perros que padecen enfermedades oftalmológicas), además de volver al perro mucho más irritable y nervioso.
Sujetar al perro por el cuello también restringe su capacidad de movimiento, lo que afecta negativamente a su capacidad para comunicarse con nosotros o con sus congéneres.
Intentar es creer
¿Quiere hacerse una idea de lo que siente su perro cuando le dan un tirón?
Presiona con los dedos durante unos instantes la garganta.
¿Sientes malestar? Obviamente.
Pues bien, intente ahora multiplicar esta molestia por las innumerables veces que usted, intencionadamente o no, tira de su perro durante un paseo e imagine la sensación de ahogo que puede sentir su amigo de cuatro patas.
El arnés para perros en forma de H: el accesorio ideal para el paseo
El arnés, concretamente el que tiene forma de H, es la herramienta de liderazgo que más garantiza el bienestar psicológico y físico del perro.
No se requiere coacción ni manipulación inadecuada para ponérselo, se desliza como un collar y deja al animal total libertad de movimientos.
El resultado es un estado de relajación para el perro que influye positivamente en su relación con el humano y en su forma de percibir el mundo exterior.
Dos enfoques diferentes de la relación con el perro: coerción y comunicación
Uno de los problemas que suelen surgir en la relación hombre-perro es precisamente el momento del paseo.
La situación suele ser la siguiente: el perro tira y el humano a su vez tira de él hacia sí, casi asfixiándolo, porque es incapaz de manejarlo de otra forma que no sea mediante un acto de fuerza.
En este sentido, el collar adquiere la función de herramienta coercitiva, pero ¡cuidado!
Una relación humana-perro adecuada debe basarse en la comprensión de las señales, los estados emocionales y las posibles demandas del perro, y desde luego no en la coacción.
Ningún collar o arnés puede sustituir la capacidad de entender lo que el perro nos está diciendo.
Para que exista una buena afinidad entre un perro y su humano, es necesario trabajar la comunicación: los conductistas y educadores son las figuras profesionales a las que acudir cuando sea necesario consultar a un experto canino.
Si desea una consulta con un experto en comportamiento, los especialistas médicos de nuestra plantilla estarán encantados de facilitarle toda la información que necesite.
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