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Epilepsia en perros y gatos: un trastorno neurológico caracterizado por convulsiones.
Un ataque epiléptico es la manifestación de una actividad eléctrica excesiva de las neuronas cerebrales que de repente “se vuelven locas”.
Esto conduce a la aparición transitoria de signos que pueden consistir en episodios breves con convulsiones o cambios motores o conductuales focales.
Las formas de epilepsia en perros y gatos se identifican en cuatro categorías:
- primario o idiopático: el origen sigue siendo desconocido y se favorece que sea genético
- sintomática: existe una lesión estructural identificable en el cerebro
- sintomático probable: se cree que existe una lesión estructural del encéfalo que no puede identificarse
- reactivo: debido a enfermedades metabólicas o tóxicas
Cómo se manifiestan las crisis epilépticas en perros y gatos
Las crisis epilépticas en perros y gatos pueden manifestarse como:
- crisis focales: se manifiestan en forma de espasmos de la musculatura facial, con intentos de intentar morderse la base de la cola girando rápidamente en círculos y espasmos del cuello
- generalizada: caracterizada, desde el principio, por la afectación de ambos hemisferios cerebrales y, por tanto, de ambos lados del cuerpo. Los síntomas típicos son pedaleo de las extremidades anteriores y posteriores, temblores, pérdida de conciencia, salivación excesiva, pérdida de control de los esfínteres que provoca incontinencia urinaria y fecal.
- focal con generalización secundaria: los espasmos se extienden por todo el cuerpo
- crisis en racimo: los ataques epilépticos se producen con menos de 24 horas de intervalo, en pocas horas
- Estado epiléptico o epilepsia masculina: cuando la crisis epiléptica (generalizada o focal) dura más de 20 minutos o si las crisis se repiten a intervalos tan cortos (menos de un minuto) que representan un cuadro epiléptico continuo.
Perro y gato epilépticos: observación y descripción precisas de las convulsiones
Para llegar a un diagnóstico lo más seguro posible de epilepsia en el perro o el gato, es necesario realizar una serie de evaluaciones que incluyan el historial médico del animal:
- medioambientales para evaluar la presencia de sustancias tóxicas con las que el animal haya podido entrar en contacto, como el plomo de las pinturas, la naftalina, el metaldehído de los venenos para caracoles y los insecticidas en general.
- fisiológico para conocer las vacunas y la dieta del animal o cualquier disfunción metabólica. Las enfermedades inflamatorias e infecciosas pueden afectar a animales de cualquier edad, pero los desequilibrios nutricionales también pueden desencadenar síntomas neurológicos.
- patología para detectar traumatismos previos o afecciones estructurales congénitas como la hidrocefalia.
Es esencial que el propietario informe al veterinario del número de episodios observados con la máxima precisión en la descripción de los mismos.
Basándose en esta información, el veterinario procederá al procedimiento de diagnóstico para identificar las causas subyacentes de las convulsiones.
Pruebas diagnósticas, diagnóstico por exclusión
Los análisis de sangre y orina permiten descartar en primer lugar que los episodios convulsivos no estén causados por una enfermedad metabólica subyacente.
La intoxicación, los estados hipoglucémicos, la disfunción hepática y la alteración de los niveles de calcio, potasio y sodio en el organismo del animal también son factores desencadenantes de la epilepsia canina y felina.
El procedimiento diagnóstico se completa con un examen neurológico, tomografías computarizadas y/o resonancias magnéticas en los casos en los que haya que descartar enfermedades primarias que puedan causar convulsiones y, por último, evaluar la presencia de anomalías congénitas o neoplasias en el cerebro.
Terapia y tratamiento
El tratamiento será sintomático, es decir, dirigido a contrarrestar los mecanismos fisiopatológicos, cuando se hayan identificado, que causan la epilepsia en perros y gatos.
En los casos de epilepsia idiopática, es decir, cuando la causa sigue siendo desconocida, el tratamiento con fármacos antiepilépticos tiene como objetivo reducir las crisis y salvaguardar la calidad de vida del animal.
El tratamiento es a largo plazo y suele administrarse durante toda la vida del animal.
Cómo ayudar al animal durante un ataque epiléptico: esto es lo que hay que hacer
Los ataques de epilepsia en perros y gatos provocan ansiedad y pánico, y es importante saber qué hacer.
Aleja todos los objetos peligrosos que puedan herir al animal, coloca cojines en el camino para evitar que se lesione o se haga daño al caerse o chocar violentamente contra paredes, suelos y bordes.
Evite tocarle y zarandearle, ya que podría morderle o arañarle sin querer, no grite y mantenga la calma.
Sobre todo, ponte en contacto inmediatamente con tu veterinario de confianza para informarle de lo ocurrido y espera a que el animal se haya calmado para llevarlo a que lo examine.
¿Cuánto tiempo sufre un perro o un gato ataques epilépticos?
Rastrear el origen del problema permite al veterinario intervenir para solucionarlo.
Para poder convivir con esta enfermedad imprevisible, el diagnóstico precoz y el inicio de un tratamiento adecuado ayudan sin duda a los perros y gatos epilépticos a llevar una vida casi normal y cualitativamente satisfactoria.
Para que revisen a su perro o gato, póngase en contacto con los médicos veterinarios de nuestra plantilla, siempre a su disposición.
Además, le recordamos que la Clínica La Veterinaria está siempre abierta las 24 horas del día, incluidos festivos, y dispone de un servicio de urgencias de 20:00 a 8:00 horas.